
3 semanas a lo sumo, una de las cuales no cuenta porque como estás en casa, te pasas los días perreando y para cuando quieres darte cuenta no están. Han volado.
15 días al año son, pues, de los que dispongo como VACACIONES, así, en mayúsculas. Prácticamente la totalidad de los 350 restantes, exceptuando fines de semana y algún que otro puente, me los paso esperando a que tenga lugar la materialización de la quincena dorada. De manera que os podéis imaginar cuán frustrante resulta el hecho de que cuando por fin llega no lo haga de la forma tan largamente planificada y/o esperada.
15 días al año y únicamente durante 2 lució el sol mañana y tarde, lo cual si vas a Londres podría llegar a tener una importancia relativa, pero estando en Llançà se convierte en algo realmente transcendental. Así que no queda otra que, sobre la marcha, trazar planes alternativos: te vas a visitar el Monasterio de Sant Pere de Rodes, a ver cómo descargan los pesqueros en el Port de la Selva o a comprarte un shorty y una caña de pescar al Decathlon de Figueres, todo por menos de 40€. Que mola dormir con la ventana cerrada y dos mantas en pleno agosto, vale, pero tener que estar recluido en casa porque llueve, truena, hace frío o la niebla no te deja ver más allá de la acera de enfrente a las 12 del mediodía desmoraliza al más pintao, qué queréis que os diga.
Estábamos convencidísimos además de alquilar un barquito durante un día, como ya hiciéramos en Corfú hace 2 años y, aprendida la lección, sacarle partido al neopreno, pero ni por ésas. A la tramontana le dio por jodernos los planes.
Incluso una de las pocas (y deseada) escapada gastronómica salió mal. Definitivamente no se os ocurra jamás ir a comer al Garbet un sábado pasadas las 14:00 h. Tardarán más de media hora larga en tomaros nota y su, para mí, mayor atractivo (y mira que tiene) será omitido totalmente. Me refiero a los postres. Ya me extrañó que la mestressa no nos los ofreciera junto con el resto de la carta, pero cuando después de comernos las espardenyes, los calamarcets, las anchoves del Garbet y la paella de marisco con bogavante (riquísimo todo, conste) el camarero que vino a recoger la mesa preguntó: “Los señores, ¿tomarán café… o algo?”, siendo casi imperceptible el volumen de voz con el que pronunció el “o algo“, le hubiera contestado: “la señora desea que se vaya Vd a la mierda, hombre“. Aunque en realidad, como no hay mal que por bien no venga, después de haber arrasado en 2 días con las reservas de helado de chocolate del Spar de Llançà y en otros 2 con las tarrinas para llevar de 0,50 l. del Dino del puerto (¡Dios! No dejéis de probar el de mandarina y el cacao holandés), muy en el fondo reconozco que me hizo un favor.
No así un mosquito cachondo que me puso el pie como una bota. Me pasé un día entero sin poder andar con la pierna en alto. Suerte del farmacéutico y los benditos corticoides ¡y del libro! que me hizo más llevadera la convalescencia. ¡Más de 800 páginas! Y me lo acabé 4 días antes de volvernos. Hay que joderse con el clima.
15 días y te pasas 3 discutiendo con las impresentables madre e hija de la agencia a la que desde febrero teníamos pagado el 40% del alquiler de la casa en concepto reserva, porque al llegar nos encontramos con que uno de los dos váteres estaba precintado. Que para qué van a avisarnos con antelación, ¿verdad? o al menos ponernos cualquier excusa haciendo ver que están intentando solucionarlo, cualquiera de esas dos opciones de forma civilizada, claro está. Pues no. Mucho mejor ponerse como basiliscos, llamarnos de todo menos bonitos y perdonarnos la vida rebajándonos 100 putos euros del total, dónde va a parar. Creo que deben estar tirándose de los pelos por no habérseles ocurrido llamar a la policía colgándonos el marrón de la piedra, porque vamos, fue lo único que les faltó. Cawensusmuelaspodrías. ¿Cómo gente así puede regentar negocios?
Pese a todo, unas vacaciones son siempre unas vacaciones y por más quejas que pueda tener, la verdad es que repetiría (sobre todo HOY) sin pensármelo dos veces. Echando más ropa de abrigo en la maleta, rociándome de Autan antes de que anocheciera y con otra agencia, eso sí.
Espero que el regreso no se os haga demasiado cuesta arriba.